Yo creo que en este país nos hemos vuelto gilipollas.
Saben ustedes que en este Blog a las cosas serias se les intenta dar siempre un toque de humor, que se intenta criticar siempre con ironía, de forma mordaz, sutil, tratando de no ofender a nadie aunque a veces no se consiga.
Ayer me enteré de que al parecer hay una polémica ,que no sé quien porras se habrá inventado, consistente en decir que Tintín es gay.
Sí, sí, como lo oyen, algún tonto del haba ha soltado la memez del siglo, memez de la que se han hecho eco muchos medios de comunicación más memos todavía y de la que, craso error por mi parte por perder el tiempo en esta chorrada, me hago eco yo también en esta humilde atalaya atlántica.
Me hago eco, sí, pero no para darle pábulo, sino para cagarme en la madre que parió al vocero.
Y es que por aquí no paso señores.
Vale que haya día del orgullo gay, vale que todos seamos iguales -no hace falta llevar una bandera de arco iris para comprender algo que es obvio-, vale que haya mariconas chillonas en los programas del corazón, vale que aparezca siempre un mariquita en las series, o que quienes pensemos que el culo estáhecho exclusivamente para defecar o soltar ventosidades seamos unos retrógados del carajo...Vale.
Pero por lo que no paso es porque me toquen los tintines.
Los tintines,sí, esos que muchos de nosotros, niños y no tan niños deseosos de disfrutar, hemos leído y releído con avidez y voracidad, los que hace no mucho tiempo, cada vez más por desgracia, nos evadían de las preocupaciones del colegio, de una mala nota, de un mal día con los amigos, de una discusión con nuestra hermana, de nuestro primer desengaño amoroso.... Aquellos tintines que nos transportaban a mundos desconocidos para nosotros: a Egipto, al Tibet, al Congo, a Escocia, a las profundidades del océano en una ballena mecánica, o a la mismísima luna en un cohete a cuadros rojos y blancos.
Debo reconocer en mi debe que no soy perfecto y que en numerosas ocasiones le puse los cuernos a Tintín con Mortadelo y Filemón y con Astérix, pero qué coño, espero que con este post el amigo del flequillo en punta me perdone esas infidelidades puntuales. Como espero me perdone también el Capitán Haddock, ese hermano mayor que todos hemos querido tener, o los Hernández y Fernández, o el profesor Tornasol, o tantos y tantos personajes que han sido sinónimo de distracción y sonrisas.
¿Quién puede ser tan soberanamente imbécil y cruel como para buscarle tres pies al gato a las historias del periodista? ¿Quien puede mirarnos mal por comprarle a nuestros hijos sus aventuras?
Le acusan a Hergé de que en sus historias no había mujeres y que claro, por eso era un misógino. Pobre Hergé. Si lo llega a cazar el ministerio de Bibiana -observen la dolosa minúscula en la institución-, no pasaba la censura. Ya se sabe, por aquello de la cuota le iban a hacer convertir a Hernández y Fernández en Bony and Clyde, o al Capitán Haddock le iban a rapar la barba con un estilista de trasero dilatado y unas mechas fashion que te cagas.
La Castafiore es como Ofelia en Mortadelo y Filemón. Pero claro, Ibáñez también ha querido darle un trasfondo homosexual al asunto.
¿Por qué este afán por cambiar al antojo de cuatro retrasados lo que debe ser inmutable? ¿A quien le quieren tomar el pelo? ¿Para cuando lo de que Tintín practicaba la zoofilia con Milú? Señores, quienes quieran que sean. Vayánse a tomar por saco y respeten lo poco que me queda sano en la cabeza: Mi infancia.
Cabecera de "Las Aventuras de Tintín"
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on jueves, enero 29, 2009
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