Nunca me ha gustado Woody Allen.
El cine español no es una de mis pasiones y siempre me ha parecido un putiferio lleno de rojos resentidos. (No por el hecho de ser rojos ni de ser resentidos, sino por hacer ostentación de serlo, igual que las mariconas locas).
Si me llegan a decir que alguna vez hubiese hecho una crítica buena de Penélope Cruz hubiese dicho que ni jarto de vino.
Bien, pues debo recomendar que vean la susodicha película. Lo mejor de la película, Penélope Cruz y Javier Bardem, hijo de una que me cae como una patada en el culo, pero para mí, desde que lo ví haciendo de poeta maricón cubano, un actorazo como la copa de un pino.
Scarlett Johanson normalita, le viene un poco grande el papel y la tal Vicky, clavada a Pilar López de Ayala, en el papel de una guiri que estudia un máster de identidad catalana-Hay que joderse-, correcta.
La película, sin ser un peliculón, se deja ver y demuestra que a veces es fácil hacer cine sin efectos especiales y sin tetas. Por cierto, ni una sola teta en toda la película. -Anda que no hacía.-
¿Penélope? ¿Bardem? ¿Y no hay tetas?
Coño claro, la peli es americana.
Por cierto, la BSO una auténtica delicia.
PDTA.- Me expliquen los modernos lo de la identidad catalana. Repito, hay que joderse.
Regreso con las orejas tiesas al Athletic Club de Bilbao
Hace 21 horas