Menudos son los sevillanos. A ver quien tiene cojones de hacer un metro como el de ellos. No es subterrano y tiene 4 paradas. Eso sí, 1,10 € por viaje sin bono. Como para reirse de los políticos de aquí.
Sevilla es grande, con su maravillosa catedral, su cielo color azul, sus gentes. Ese tipicismo andaluz-español que todo lo inunda. 4 días he estado en Sevilla y me lo he pasado bomba, eso sí, he vuelto con menos euros en el bolsillo que un mendigo en día de lluvia.
Pero amigo, todo lo bueno debe cuidarse. Digo lo de cuidar las cosas por su Plaza de España, con todos los respetos, en un estado lamentable. Lo digo también por los precios abusivos de su hostelería. Soy de los que no me importa pagar más de cien eurones por cenar pero siempre que lo que me ofrezcan los valga.

Creo que JAM dice que en Sevilla se come mejor de pie que sentado. Qué quieren que les diga. Tiene razón. Ocurre que a la quinta caña con plato de jamón acabas aborreciendo el barril sobre el que reposan las tapas. Más mantel y menos migas.
No es mala la guía gastrónómica que se ofrece hoy en día de la ciudad, pero ¿saben algo? Prefiero las sorpresas. El hostelero de guía Michelin cuenta con el riesgo de relajarse. Con todos los respetos, que en Casa Román te sirva el jamón una lituana o en la Bodega Góngora un Evo Morales te diga que ahora viene la tortita de camarones son cosas que claman al cielo. No se trata de ser racista, pero creo que ser camarero en una taberna de alta alcurnia de Sevilla debe ser algo únicamente reservado a los mejores en el gremio.
Y de esos en Sevilla los hay en cantidad, vaya que si los hay, profesionales del tajo de esos que se levantan cada mañana con la admirable tarea de hacerle más feliz al prójimo que se sienta a comer en su mesa -perdón, barril- ya sea con pajarita en el cuello o con manchurrón en el delantal. Ambos tienen su historia -digna de admiración.- Pero machu-pichus no, por favor. Al menos para cortar jamón.
Perdón por el crimen pero les voy a recomendar un sitio al que fui que perfectamente puede considerarse el mejor restaurante italiano en el que he comido. Se llama San Marco, en la calle Pedro de castro, en pleno Prado de San Sebastián y al lado del Meliá Sevilla. 20 € por cabeza, maitre, uniforme, recepción a la entrada, mármoles y pinturas, Postres de los de Adriá y un servicio atento e impecable. ¿Alguien da más por ese precio?
Siguiendo con las recomendaciones, no se pierdan un hotelito estilo fusión de nombre EME, al lado de la catedral. Tienes que comerle la polla al tipo de la entrada para que te deje subir de noche, pero al final todos contentos. Ambos salimos con una buena mamada. -Y en los tiempos que corren es de agradecer.-
Es verdad que he comido estupendamente. Caro, pero bien. Pero no ha sido hasta llegar a un Starbucks Coffee cuando he podido decirle a I. lo mucho que la quería. Eso, porque allí no había tufos, gritos ni ruidos de platos.

Lo dicho, Jalisco, Sevilla, no te rajes, digo relajes.