Ayer A. nos invitó a su cumpleaños.
A. es uno de esos pocos tipos que parece que el destino te los haya puesto enfrente para poder disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Sin embargo la fiesta, que por cierto no había organizado él, no tenía desperdicio. Era de lo más surrealista.
Un viejo pescante, cuarenta "reguetones", chuletada, cerveza y música de la de llevar tapones.
Lo mejor de todo, como no podía ser de otra forma, la compañía de los de siempre: Los cuatro mosqueteros y Dártagnan en forma de I.
La tarde concluyó con la derrota del Zaragoza. Chiquito desastre de equipo.
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on domingo, agosto 31, 2008
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Amigos
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